Un paciente que acaba de cortar con su novia vive mirando lo que ella publica en su Facebook (se muestra feliz obviamente). Otra se obsesiona con lo que el novio hace en Whatsapp. Unos cuantos se sienten inferiores o que algo les falta porque sus contactos postean vacaciones y reuniones llenas de alegría y prosperidad.
Pienso: “¡Qué bien que vivíamos cuando no había estas posibilidades!”. Cuando nos separábamos de alguien no lo veíamos más y hacíamos el duelo solos y sin interferencias, a menos que fuéramos a espiarlo a la casa o que hiciéramos tarea investigativa con los amigos pero ello requería movernos, no desde el celular. Nuestras parejas y amigos hacían su vida y teníamos nada más que el teléfono para comunicarnos. El trabajo se terminaba cuando salíamos de él, no como ahora que te requieren en todo momento. En general, sabíamos algunas cosas de los demás y nos imaginábamos el resto; ahora cualquiera expone “abiertamente” su vida, posteando caritas felices, estados soñados y frases positivas mientras se debate en la desesperación.
Es cierto que las redes sociales tienen muchos beneficios pero esta constante “publicidad” de lo que somos y hacemos es enfermiza en muchos casos. Pendientes de los Likes, de lo que exhibe el otro, perdemos el tiempo, la privacidad, la autoestima, el rumbo. Como todo, no es cuestión de pasarse de un extremo al otro, sino de utilizar lo positivo y sortear lo negativo. Una sana restricción sería valioso.
2 comentarios
Estoy intentando trabajar sobre una tematica que contengas la conjugacion de estos temas ” la vicio-tecno-mania o vicio-tecno-apatia.Por esta razon si hubiere material teorico al respecto desearia me lo hicieran llegar a mi correo. Gracias
Gracias por tu consulta, Ruth, pero lo que escribí son solo observaciones mías. De cualquier forma, creo que cada vez hay más estudios al respecto porque se está transformando en un problema serio. He leído un par de cosas hace tiempo, así que seguramente encontrarás material en Internet.
Besos.