
Cuando era muy joven, mi madre (una mujer con mucha perspicacia) me hizo un regalo. Me dio una cajita y me dijo: “Lo vi y me hizo acordar a vos”. La abrí y adentro había un chanchito de vidrio con una moneda en su interior.

No entendí y la miré. Ella sonrío y me explicó: “Es que vos querés la chancha y los veinte, querés todo”. Primero, me sorprendí y luego me enojé, porque era verdad, y no iba a renunciar (era muy rebelde).

Con el tiempo, entendí la sabiduría de mi madre. No podemos ser, hacer ni tener todo. Esta es una experiencia de limitación, por lo que solo es posible lo que tiene que ver con nuestro diseño original.

La sociedad exalta y publicita la noción contraria y ahí andamos: tratando de conseguir cada cosa que nos venden como necesarias, agotados, presurosos, ansiosos, frustrados.

Haz tu Carta: www.abrazarlavida.com.ar/diseno-humano