El idioma inglés tiene el beneficio de poder resumir un concepto en pocas palabras; en este caso, además en palabras parecidas y hermosas. Si algo resume la filosofía de la Nueva Energía es esta frase: Deja ir, deja a Dios (es lo más cercano que se me ocurre traducir).
Frecuentemente, he escrito sobre la necesidad de soltar. Soltar ideas, mandatos, exigencias, carencias, limitaciones, estructuras, situaciones, personas, trabajos, etc. Estamos atravesando vastos procesos de liberación, sumamente difíciles y que incluyen tanto al cuerpo como a la mente, tanto a lo individual como a lo social, tanto a lo personal como a lo profesional. No hay aspecto que no sea sacudido y revisado y el miedo, la duda, la ira y la ansiedad nos acompañan constantemente.
Permitir que Dios nos guíe y acompañe es la solución que desecha estas trabas. ¿Significa entonces que nos lavamos las manos y que no tenemos nada que ver con el camino? Nada más lejano. Dios opera a través de nuestra Alma. Somos nosotros, en un nivel superior e integrador, los que digitamos la transformación, a través de fases cuidadosamente orquestadas, en tiempo y forma.
¿Qué hacemos con el Ego? Sacarlo del camino, educarlo, enseñarle a confiar, convertirlo en un buen instrumento. ¡Gran tarea! Let go, let God.
