Estoy escribiendo en un bar y veo pasar personas vestidas “como se les da la gana”. Es notable el cambio que se ha producido en los últimos años. El fin de semana pasado, fui a una muestra de fotografía y había una sacada en un estadio de fútbol en los años 40. Había solamente hombres (ni una mujer). Casi todos estaban vestidos de traje oscuro. Era de una uniformidad apabullante.
Aunque la moda sigue siendo un referente muy importante, ella misma se ha abierto a múltiples interpretaciones. Cuando era chica, había una sola versión: era esa o nada. En un tiempo, se usaban las plataformas enormes; midiendo 1.73, quedaba gigante (más en esas épocas, que no había tantas chicas altas). O las usaba o me ponía “zapatos de vieja”.
Adoro este momento en que hay tantas posibilidades para elegir. Tengo distintos estilos y los voy usando de acuerdo a mis humores y a las circunstancias. Es una muestra más de la libertad que vamos logrando en muchos campos. ¡Sigamos por más!