Otra forma de apreciar el compromiso y la perseverancia

Vivimos dentro de unos cuantos bucles, básicamente porque el verdadero compromiso implica superar obstáculos, enfrentar temores, liberar el potencial.  Si somos tibios y huimos al primer problema o incomodidad, la Vida nos volverá a poner en la misma situación, hasta que salgamos del rizo y asimilemos.   

 
Definitivamente, estos dos temas han sido cruciales en mi vida.  Como la mayoría, no vine dotada con el don de la fuerza de voluntad, así que con el tiempo entendí que esa no era mi forma de alcanzar lo que deseaba.  Es la motivación: debo sentirme incitada por algún impulso interno lo suficientemente fuerte como para despertar mi entusiasmo de perseverar hasta lograrlo.
 
Pronto me di cuenta de que si no ponía compromiso en la ecuación tampoco era suficiente.  Los deseos cambian; esa es su marca.  Tienen sus ciclos, algunos duran mucho y otros poco; si no nos comprometemos a finalizarlos, entramos en bucles (¡que pueden ser eternos!), los cuales nos fuerzan a completarlos hasta que aprendemos las lecciones que involucran.
 
Como habrás notado, vivimos dentro de unos cuantos bucles, básicamente porque el verdadero compromiso implica superar obstáculos, enfrentar temores, liberar el potencial.  Si somos tibios y huimos al primer problema o incomodidad, la Vida nos volverá a poner en la misma situación, con más y más intensidad, hasta que salgamos del rizo y asimilemos (todo deseo contiene un aprendizaje).
 
Permanecer en la experiencia hasta el final nos posibilita dar un salto cuántico en nuestra energía, de modo de subir un nivel en nuestra comprensión de quiénes somos y nuestro papel en Todo Lo Que Es.  No lo sabremos si no podemos mirar hacia atrás y ver el valor de las experiencias.  Si seguimos repitiendo algún patrón, nos daremos cuenta de qué tenemos que cambiar para dejar de crearlos.
 

 
Siempre serás probado en tu grado de compromiso.  Basta que digas que deseas algo, para que comiencen las complicaciones e inconvenientes.  Entonces, tu mente toma el poder, te preocupas, te llenas de miedos (casi siempre imaginarios), que minan tu responsabilidad y crean las condiciones para la desgracia.  Pero, si te sostienes, si permaneces en los peores momentos, a pesar de los temores y las dudas, crearás las condiciones para la concreción, la plenitud y la trascendencia.
 
El fracaso es seguir atascado en los viejos patrones de siempre, guiados por el miedo.  El éxito viene de atrevernos a cortarlos, a abrirnos al maravilloso potencial que espera detrás de las aparentes dificultades.  Abrazar los ciclos de deseos, sin expectativas de cuánto durarán, es un signo de madurez.  Esto incluye las relaciones, los trabajos, los lugares, etc.  Aferrarnos a ellos, cuando claramente han finalizado, solo traerá sufrimiento y estancamiento.
 
Cuanto más nos resistimos, más difícil el aprendizaje.  Ya no es necesario tanto dolor ni bucles persistentes.  La conciencia en el aquí y ahora (en el cuerpo) nos proporciona información fundamental para cortarlos y continuar expandiéndonos en Amor.  Deja de moverte ciegamente, entra a tu corazón y sostiene la oscuridad con compromiso y perseverancia: ella te revelará tu Luz.

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