¿Sostienes la tensión y disuelves la confrontación?

Se genera una gran energía en la oposición, que es mejor utilizada si la desviamos hacia la consecución de nuestra meta, en lugar de gastarla en una defensa inútil y costosa. Si aprendemos a soportar el malestar y dialogar o intercambiar opiniones, aprendemos mucho de nosotros mismos y de nuestra capacidad para encontrar nuevos puntos de vista y acciones.

Frecuentemente, encuentro personas impotentes o enfermas por callar lo que desean.  Investigando un poco, resulta que tienen miedo de caer mal, de enojar, de herir, de molestar, de que las dejen de querer.  Así, están pendientes de las reacciones de los otros en lugar de considerarse a sí mismas.

No pueden sostener la tensión del desacuerdo, de la crítica, del juicio, de la desaprobación, de la negación.  Posiblemente, hayan sido “niños buenos” que hacían todo lo que los padres le pedían, temerosos de perder su cariño si no obedecían.

Crecer implica ponernos incómodos, o sea, salir de la comodidad de lo aprendido.  Madurar es poder afirmar quienes somos, sin dejarnos llevar por la opinión de los otros.  No significa pelear ni agredir ni rebelarse ni repudiar.  Es aprender a conocernos y creer que tenemos el derecho de obrar en consecuencia.  Es una afirmación de nosotros y no una negación de los demás.

A veces, esto puede involucrar una discordancia con otros.  Una forma distinta de procesarlo es considerar que los demás reflejan partes de nosotros: nuestras dudas, miedos, resistencias, puntos ciegos, etc.   En lugar de resistir, culpándolos y victimizándonos, podemos observar sus conductas para reconocer esos aspectos nuestros que reaccionan ante el nuevo estado o situación.

De esta forma, conseguimos dos objetivos.  Por un lado, iluminamos nuestras sombras, al descubrir facetas que permanecen inconcientes y dificultan nuestro avance.  Por otro lado, disolvemos la confrontación al no rechazar agresivamente a los demás.

Esto último es crucial.  Se genera una gran energía en la oposición, que es mejor utilizada si la desviamos hacia la consecución de nuestra meta, en lugar de gastarla en una defensa inútil y costosa.  Si aprendemos a soportar el malestar y dialogar o intercambiar opiniones, aprendemos mucho de nosotros mismos y de nuestra capacidad para encontrar nuevos puntos de vista y acciones.

soplo luz

Estamos educados para la lucha y nos planteamos todo en términos de conquista, en lugar de integración de nuestros aportes al bien mayor.  Todos traemos cualidades para compartir con los demás y vivir felices y es necesario poner la atención en ellas y no en las carencias y limitaciones.

Si deseamos un nuevo mundo, ciertamente no lo lograremos imitando al viejo.  Disolver el conflicto es un buen comienzo.  En su lugar, podemos afirmar nuestro Ser, brindando confiadamente nuestros atributos, mientras continuamos evolucionando.  Abrazar la vida en lugar de lucharla.

Comparte:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

captcha

Sobre Diseño Humano

No te pierdas ninguno.

Suscríbete al boletín semanal

Recibe un email semanal con consejos, reflexiones y recursos, directamente en tu casilla de correo.

Categorías

Sígueme