Elige la verdad y libérate de las justificaciones inútiles: te lo debes

Libera tu diseño, libera tus sueños, libérate.  Te lo debes y se lo debes a todos.

 
Analizando con una paciente los motivos por los que no dejaba un empleo, ella va proponiendo múltiples causas que justificarían seguir quedándose.  Una a una, se van revelando las ilusiones que existen detrás de ellas y que, en todos esos años, no cumplieron las expectativas que subsanen el enorme esfuerzo para sostener lo insostenible.  Finalmente, surge una verdad y no hay alegatos ni palabreríos: es eso y debe tomar una decisión.
 
Esta es la fuerza de la verdad.  No tiene vueltas ni excusas, no admite defensas ni demostraciones.  ES.  “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, dice Serrat.  Con ello, significa que no podemos continuar con las mentiras, ocultaciones, ilusiones, que nos proporcionan coartadas (remedios) para no enfrentar lo auténtico en nosotros. 
 
Somos condicionados por lo externo.  Como todo, tiene su lado positivo (el aprendizaje) y negativo (el adoctrinamiento).  Fuimos construyendo un ego que se nutrió de las influencias que tomó de la familia y la sociedad: ¿cómo nos prestaban atención, nos consentían, nos admiraban, nos querían?  ¿Qué había que hacer para encontrar paz, satisfacción, reconocimiento, amor?  Como niños, ese era nuestro alimento para crecer; no importaba mucho si era el apropiado, solo que hubiera provisión de algo cercano al cariño.
 
Al llegar a la adolescencia y la adultez, deberíamos haber revisado los cimientos en los que construimos esa persona que habitamos.  Pocos lo hacemos y así seguimos viviendo en paredes ficticias, que nos defienden de las inclemencias pero que no nos dan real abrigo y sustento.  Luego de muchos años, se revelan las apariencias y estamos desamparados y desnudos.
 

 
Por más difícil y complicado que aparente, es un buen momento para iniciar nuevos fundamentos y obras.  Las ilusiones se han desvanecido y contamos con la fuerza de la realidad.  No hay que comenzar de cero, porque disponemos de partes que son nuestras, que deben ser reconocidas y aceptadas.  Hemos logrado construir otras partes que nos gustan y apreciamos.  Lo importante es que existe un diseño que viene con nosotros y que es el que nos dará todo lo que necesitamos.
 
Esa es la verdad.  Con sus luces y sombras.  Con sus potenciales, cualidades y desafíos.  Nuestra verdad.  No existe nada más potente, luminoso, magnífico, genuino, que lo que somos.  Parecen palabras demasiado grandes para nosotros pero es así: cada uno trajo dones y retos sorprendentes, que han quedado sumergidos por la domesticación hacia la mediocridad de la sociedad.
 
Como dijo Marianne Williamson: “Nuestro temor más profundo no es que somos meramente idóneos. Nuestro temor más profundo es que tenemos poder más allá de toda medida.  Es nuestra luz, no nuestras tinieblas, lo que nos atemoriza.  Nos preguntamos: ¿Quién soy para ser brillante, maravilloso, talentoso y fabuloso?  En realidad ¿Quién eres para no serlo?  Somos los niños de Dios.  Si actuamos de forma pequeña, de nada le servimos al mundo.  No es un acto iluminado encogernos para que las otras personas a nuestro alrededor no se sientan inseguras. Hemos nacido para manifestar la gloria de Dios que se halla en nosotros.  No en algunos de nosotros, está en todos.  Y, cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente le damos permiso a la otra gente para que haga lo mismo. A medida que nos liberamos de nuestro propio temor, nuestra presencia automáticamente libera a los demás”.  Libera tu diseño, libera tus sueños, libérate.  Te lo debes y se lo debes a todos.
 

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2 comentarios

  1. Conocer la verdad no es algo liberador… Es saber como lo aplicamos en la vida diaria. Podemos leer infinidad de artículos sobre superación, etc. lo difícil es aplicarlo. Cómo??? Es ahí donde te quedas inmersa, sin poder avanzar…

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