Estrategias para hipersensibles

Algunos consejos para transitar y disfrutar.

El lunes, escribí acerca de la hipersensibilidad y algunas personas me preguntaron qué hacer cuando se enfrentan a ciertas situaciones.  Una de las más comunes es cómo procesar la cantidad de información que normalmente recibimos, ya que, en general, toda tiende a tener casi la misma trascendencia y resulta abrumador.  En principio, es importante comenzar a priorizar y dejar de lado lo que no es importante.  Eso significa enfocar, en lugar de dejar que cualquier cosa se transforme en algo desestabilizante.  Comencemos por decirnos: “esto no tiene importancia/esto lo puedo dejar pasar/esto no es fundamental para mí ahora” y crear gradaciones de acuerdo al momento y las oportunidades. Por otro lado, también es posible desenfocar, porque somos propensos a quedar atrapados en un ruidito, en una voz especialmente aguda, en un olor penetrante, en una sensación desagradable y darles demasiado peso.  Hay que enfocar en otra cosa y ponerlo de fondo hasta que desaparezca o se atenúe. 

Cuando se trata de estímulos que producen sufrimiento, es necesario no fusionarnos con lo de los demás y separar: “esto no es mío, esto que siento es de la otra persona” o “esta es mi reacción a lo que le sucede pero puedo manejarlo porque lo estoy sintiendo yo”.  Esto da la sensación de que no somos una esponja en constante absorción de cualquier emoción o información y que tenemos la capacidad de filtrar y priorizar.  También, hay que aprender a acompañar al otro sin “copiarle” las emociones y recargarlo con lo nuestro (este artículo es útil).

ternura

 

Ser hipersensible no debe implicar enfatizar la condición, estando continuamente pendiente de lo que hace daño o molesta o agobia.  Por el contrario, lo mejor es ir aprendiendo a aligerarla a la vez de fortalecer el cuerpo y la mente para que  responda con más eficiencia.  Hablar con el cuerpo es esencial (él escucha siempre): decirle que puede ser más fuerte o que puede dejar pasar algo (como si fuera poroso o transparente), sin necesidad de atraparlo o procesarlo todo el tiempo.

En lugar de poner el énfasis en lo que molesta, es mejor poner la hipersensibilidad al servicio del placer, de la satisfacción, de la alegría, de la intuición, de la felicidad, de la capacidad de captar e interpretar a los demás, brindándole sugerencias para su bienestar o simplemente compartiendo buenos momentos.

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