“La luz matinal entra en la pieza como con un estridor ligero. Y llegan, vagos, incomprensibles por momentos, apagados, intermitentes, desde la playa, los gritos de los bañistas. El Gato abre los ojos: la fronda del árbol que intercepta la ventana está acribillada de luz solar. Y en medio de las hojas, en los intervalos que se abren a veces entre rama y rama, hay también, aparte de las manchas amarillas que se proyectan en las hojas y las ramas, un resplandor blanquecino, impreciso, del que se diría que es un último estado de la luz, diseminándose en medio de la más grande incandescencia, antes de desintegrarse por completo”.
Un gran escritor, Juan José Saer, describiendo un gran momento… un cotidiano momento… la Vida…