Desde hace mucho, me ha resultado muy interesante la mecánica de ciertos nudos acerca de las mentiras y los secretos. Estamos en tiempos en que están saliendo a la luz, a pesar del empeño que se ponga en ocultarlos. Sean familiares, personales, gubernamentales, corporativos, religiosos o de la clase que sea, lo oculto encuentra la forma de mostrarse y saldar las consecuencias involucradas.
Lo que me resulta impresionante es que generalmente surgen a partir de algo que NO tiene relación directa con la mentira. Supongamos que Jorge ha robado impunemente en una empresa durante años. Un día, Juan comete un desfalco y acusan a Jorge. Jorge puede gritar su inocencia de ese acto en particular, pero la verdad es que ha robado mil veces más. Otro caso: María ha engañado a su esposo Carlos varias veces. Un día, Carlos tiene un pequeño desliz y, a raíz de ese descubrimiento, María tiene la opción de hacerse la fiel esposa ofendida o de crear un nuevo vínculo de sinceridad con su esposo. Otro caso: una empresa (o un político) que siempre ha mentido en sus intenciones es acusada de algo que no es real, pero que es infinitamente menor que las mentiras en que ha incurrido persistentemente.
Observo que muchas veces el descubrimiento y el castigo viene por actos menores o nulos a los que sí han sucedido y el mentiroso tiene la opción de hacerse la víctima o de asumir su responsabilidad finalmente. Al Capone no fue a la cárcel por la cantidad de personas que había hecho matar sino por impuestos que no pagó. Sea como fuera, las consecuencias aparecen indefectiblemente y está en nosotros asumirlas y comenzar una nueva vida, habiendo aprendido algo que mejore nuestras vidas y las de los demás.
