Siempre me había preguntado por qué esta extraordinaria composición de Ravel que repite de una manera maravillosa y obsesiva un tema hasta llegar a un crescendo final francamente emocionante no había sido utilizada para hacer una coreografía en la cual el baile flamenco sería lo apropiado. ¡Me complacieron, más allá de mis expectativas! Es de una maestría absoluta…